sábado, 12 de enero de 2013

Independencia

Las recientes vacaciones que pasé en París me inspiraron un concepto: comprarme "LA taza" como símbolo de mi independencia. Es decir, que este objeto representa la esperada etapa en la que al fin dispongo de mi propio espacio (o utensilio para alimentarme) y tiempo (como una pausa para el café). Desde entonces, se me metió entre ceja y ceja que tenía que encontrar una taza de mi gusto que pudiera encarnar todas estas propiedades que me había propuesto atribuirle.

Busqué en París entre diseños tan exquisitos como su precio. Olisqueé en las Charity Shop, desgraciadamente estaban pasadas de moda. Así que pensé que sería la típica de recuerdo de Windsor, pero la regalé en Madrid para reconciliarme con un amor pasajero.
Esperaba encontrarme con "la elegida" en una de las bonitas tiendas de decoración de mi actual ciudad, sin embargo, ésta me esperaba en el lugar menos previsible para mí. A veces me vuelvo tan snob y obsesa del diseño que no reparo en lo cotidiano. Por fortuna, esta vez dejé a un lado mis prejuicios de progre y pude verla sonreír entre los chocolates y tés de una estantería del Tesco. Sí, la taza estaba en un supermercado "barato" lejos del centro, en una superficie de máximo consumismo. A lo mejor se trata de eso,  independizarse puede ser un gesto tan sencillo como hacer la compra en una gran superficie.

Cuando una pone tanto significado en la búsqueda de una taza, reconocer la adecuada puede ser una experiencia extrañamente sosegante... Una vez adquirida, es como tener un trabajo: la conservo, pero no dejo de mirar si habrá alguna otra que me guste más. ¿Me pasará lo mismo con una pareja?

De momento, disfrutaré de mi recién estrenada independencia degustando un buen café en mi propia taza.

2 comentarios:

  1. "A lo mejor se trata de eso, independizarse puede ser un gesto tan sencillo como hacer la compra en una gran superficie."
    Creo que la frase esconde bastante verdad. Me he puesto a recordar para descubrir con sorpresa que recuerdo el día en que hice mi primera compra sola en una gran superficie, el Carrefour de Getafe (entre otras cosas compré un flexo). Puede que la memoria me esté jugando una mala pasada, pero recuerdo hasta el jersey que llevaba.

    ¡Besazos!

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  2. Me encanta que este escrito te haya podido hacer reflexionar sobre tu propia experiencia. Seguramente sea significativo que puedas recordar con tanto detalle ese día, pues emprendías una nueva etapa en tu vida, a la luz de un flexo.

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