viernes, 4 de enero de 2013

Balance ante otro año más

Vuelta de vacaciones de Navidad. Cortas, sobre todo si necesito pasarme la mitad del día durmiendo.

Sensación extraña: ya no sé cuál es "mi sitio", si es que alguna vez lo tuve. Confusa por no decidir a qué mundo pertenezco... Acostumbrada a una vida en el centro de Madrid, hace un par de años sufro el desarraigo en un barrio periférico, lo que en circunstancias normales no debería convertirse en un drama. Pero no lo eran.

De una semana para otra, Internet cambia mi sino y me rescata de un calvario para ofrecerme trabajo en un idílico pueblo. Sí, porque para mí el tamaño de Windsor no da la talla de ciudad.
Como cogida con los dedos de una mano gigantesca, me planto en tierra de ingleses sin saber qué me encontraría, pero alentada por la idea de independizarme al fin. El tiempo pasa y todo empieza a encajar demasiado bien... Mejor disminuir la dosis de prozac para que el subidón sea más ajustado a la realidad.

 Pese a haberme considerado siempre una persona bastante sensible y sensitiva, creo que he aprendido a endurecerme con este trabajo (censora posmoderna). Sin embargo, aún me preocupa que las imágenes que tengo que consumir me traumaticen a la larga. Es verdad que bromeo sobre ello, pero estoy tomando demasiada conciencia cuando filtro cientos de webs al día que contienen pornografía vejatoria contra la mujer. Es posible que después de esto me vuelva una feminista radical. Tampoco descarto volverme una directora de cine posporno moderna e intelectual...

Para evadirme del peso del trabajo, me centro en un par de actividades que me hacen feliz: dibujar y aprender burlesque, como terapia contra los complejos y camino natural para explorar mi sensualidad que, por desgracia, no muchos años atrás creía inexistente.
Al mismo tiempo, mi pasión por la moda (muchxs sabéis que mi espinita clavada es no haber estudiado diseño de moda) se ve satisfecha gracias a las tiendas baratas de segunda mano. Encuentro prendas únicas y retro por precios ridículos. Me convierto en una caza-oportunidades, deviene un buen hobby.
Viajo donde me lo pide el cuerpo, y no es precisamente a Madrid. Barcelona y París son destinos deseados, como ciudades fetiche donde alguna vez he soñado con emprender una nueva vida. Pero en cambio, me ha tocado Windsor.

Y entonces, aparece un príncipe y me enamoro, momento en el que se desbaratan mis ideas futuras de cambio constante de lugar en lugar siguiendo las ofertas de trabajo, apátrida. Pensar en establecerme aquí es como asomarme a un precipicio. Pero al mismo tiempo, este sitio me ofrece sosiego y templanza, que venía necesitando desde hace demasiado tiempo. No sé cuánto me durarán...
Cuando me asusto pensando en el futuro compartido con"alguien especial" (aunque no me convenceesta expresión, pues quienes escojo para rodearme son evidentemente especiales para mí), me propongo la actitud mental de vivir en el presente y disfrutar el día a día. Algo muy fácil de recomendar, pero difícil de aplicar.
También aprendo de la complejidad de las relaciones y cómo conseguir acoplarse poco a poco a la otra persona, a quien aún estoy conociendo.

Finalmente, me planteo la continuidad de este blog, que empecé con entusiasmo como herramienta de enlace con mis amigxs para no desaparecer del mapa. Sin embargo ahora que ya no recibo ningún feedback dudo de si a alguien le interesan estas disertaciones o las imágenes chorras que acostumbro a compartir. Por ello, si algún lector o lectora me comenta aquí que siga relatando Maremoto en Windsor, merecerá la pena seguir escribiendo, aunque solo sea para una persona. Si no, daré por terminada esta bitácora, pues solo tiene sentido si sirve para compartir visiones con mis amigxs.

Gracias esta vez por ser cómplices de mis sentimientos.

6 comentarios:

  1. Yo te leo Marina mía!!! No lo dejes!e encanta cuando cuentas tus aventuras.mua

    ResponderEliminar
  2. Gracias amor! pensaba que últimamente estabas demasiado liada, pero agradezco mucho tu continuidad. Entonces seguiré escribiendo, aunque sólo sea para compartir contigo ;)

    ResponderEliminar
  3. Yo también te leo, ¡sin faltar uno! De hecho tengo los tres blogs tuyos sindicados, que de los tres (unos más que otros...) han llegado entradas todo el año :) Y esta entrada, tan personal, me ha encantado :)

    ResponderEliminar
  4. Gracias Lore! Si no fuera por ti... Por cierto, ya no hace falta que sigas el tercer blog, Maremoto en París. Me alegra saber que mis palabras te llegan. Un apretón de manos!

    ResponderEliminar
  5. ¡Marina yo también te leo! Intentaré no hacerlo en silencio de aquí en adelante...

    ResponderEliminar
  6. Gracias Miren! Con vosotras tres tengo motivación más que de sobra. Por cierto, me encanta seguir el tuyo!

    ResponderEliminar